Los medios avanzan en un contexto que parece no estar preparado para su interpretación, utilización y desarrollo con totales garantías.
Su aplicación en educación, su relación con el compromiso social o el deseo de que salvaguarde unos principios democráticos, se presentan como limitados cuando los primeros avanzan a tanta velocidad.
La carrera desigual entre ambos no es fácil de acortar. Los medios marcan la velocidad de esta carrera y el marco de la realidad cotidiana se ve desprovista de herramientas que le ayuden a una interpretación plena.
Pese a esto proponemos un marco de acción que deconstruya esta estructura e invierta la ecuación, permitiendo la inclusión de los medios en la estructura de la realidad.
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