Amplio podría ser el análisis que estableciésemos sobre la estructura que usan los medios de comunicación y sobre la coarción que sus márgenes pueden llegar a establecer en el mensaje y la estructura simbólica para el individuo.
Es así como Mcluhan cree que “si únicamente entendemos el mensaje como contenido o información dejamos de lado una de las características más importantes de los medios: su poder para modificar el curso y funcionamiento de las relaciones y actividades humanas. El mensaje de un medio es todo cambio que ese medio provoca en las sociedades o culturas. De esta manera, el medio contenido se convierte en el mensaje del medio continente”. Esta reflexión concluyó en “el medio es el mensaje” como afirmación suprema que determinaba hasta qué punto el canal podía condicionar y hacer suyo el mensaje.
Por tanto, parece obvio deducir que dentro de este algoritmo, no cabe operatividad real para romper esta construcción. Los canales asfixian los mensajes creados en sus estructuras y los deforman hasta convertirlos y hacerlos parte del mecanismo.
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